Se ha planteado que el ayunar ayuda a tener un estado cognitivo más eficiente, con respuestas más rápidas y con un buen funcionamiento de la memoria. ¿Pero a qué se debe esto? Algunos estudian revelaron que se debe a los efectos de la autofagia, que se activa luego de 12 horas de ayuno, y la cual, tiene un impacto positivo en la neuroplasticidad y la prevención de las enfermedades neurológicas. ¡Expliquemos mejor esto!

¿Qué es autofagia?
Para empezar tenemos que definir el concepto de autofagia. Este se basa en un proceso catabólico, es decir, de degradación. El cual, elimina o reutiliza el material celular dañado o de desecho, con el fin de nutrir las células más fuertes y obtener energía. Evidentemente se activa solo durante el ayuno, porque es el momento en el cual el cuerpo requiere de fuentes endógenas de alimento.
La autofagia es un procedimiento muy estudiado por los científicos, ha demostrado ser la piedra angular para trastornos como la diabetes tipo 1 e incluso el cáncer. Actúa sobre los tejidos, eliminando y reforzando, desechando y regenerando, con un sistema que da en la misma proporción que quita. Uno de sus más grandes efectos es la detención del envejecimiento prematuro.
¿Se activa solo durante el ayuno? Sí, aunque algunas dietas, como la dieta que imita el ayuno, ha parecido obtener los mismos beneficios al lograr activar este estado orgánico. Pero, generalmente, solo se activa luego de 12 horas o 16 horas de ayuno intermitente. Ventana de tiempo en el que se agotan las otras fuentes complementarias de energía compensadora.
¿Qué es neuroplasticidad?
La plasticidad neuronal o neuroplasticidad como también se le conoce, es básicamente la estabilidad de la conexión neuronal. La forma en la que las neuronas reciben un estimulo y procesan la información antes de transmitir el impulso nervioso. Entonces, la nueroplasticidad es la actividad neuronal en sí, la sinapsis.
Cuando hacemos referencia a que el ayuno mejora la neuroplasticidad, hablamos de que regenera los puentes de conexión entre una neurona y otra. El mismo, permite que el viaje del impulso nervioso no solo sea más rápido sino también más lúcido. Pero además, la plasticidad neuronal se mantiene de la degradación proteica intracelular, y en ese aspecto la autofagia hace un control de calidad sobre los organelos presentes en cada célula y en su degradación.
Gracias a la neuroprotección que esto confiere el proceso cognitivo es mucho más agudo, la memoria es más ágil, el proceso de aprendizaje más optimo, incluso a tensión y el estrés se reduce. Pero no todo acaba ahí, la autofagia ha sido estudiada como método de protección para enfermedades neurológicas degenerativas. Por ejemplo, la epilepsia, el parkinson o el alzhéimer y del mismo modo para eventos vasculares cerebrales.
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Enfermedades neurológicas y autofagia
La principal razón de muchas enfermedades neurodegenerativas, se debe a la acumulación citoplasmática de proteínas. Las cuales en exceso, llegan a intoxicar la célula hasta llevarla a un punto defectuoso. Es en este proceso donde interviene la autofagia, la degradación que tiene lugar en la autofagia fagocita el exceso de proteínas obteniendo cambios estructurales y morfológicos de las células.
De algún modo, la degeneración que ocasiona la autofagia para desechar material celular dañado, es la misma que previene, mejora o contiene las enfermedades neurodegenerativas. Tales efectos, se han evidenciado en la enfermedad de alzhéimer, en la demencia o en el Parkinson.
Además, la autofagia viene siendo estudiada para el curso y desarrollo de entidades más complejas como el tumor cerebral. Distintos estudios realizados en animales demostraron como mecanismos autofágicos, podrían detener el crecimiento de las células cancerígenas. Siendo entonces una nueva alternativa terapéutica en pacientes con glioblastoma.
Las conclusiones de diversos estudios apoyan la utilización del ayuno intermitente, como principal precursor de la autofagia, para obtener neuroprotección.
Además, para mejorar la plasticidad neuronal que permita un funcionamiento mental más eficiente. Planes sencillos de ayuno de 12 a 18 horas son suficientes para obtener los beneficios que se desprenden de la autofagia. Tanto a nivel neurológico para enfermedades neurológicas como en todo el organismo.