¿Sabes lo que es el hígado graso y que lo ocasiona? Si aún no lo sabes es muy importante que lo hagas, estarás evitándole a tu hígado un gran número de complicaciones si lo cuidas correctamente.
Verás, el hígado es uno de los órganos más importantes que tiene el cuerpo. Es el gran filtro por llamarlo de algún modo. Se encarga de purificar el organismo y liberarlo de tóxicos que pueden ser perjudiciales para su funcionamiento optimo. También, se encarga de producir hormonas, de almacenar energía y de intervenir en el proceso de la digestión. Cuando él falla o se satura, todas estas actividades se ven afectadas y por ende existe un fallo orgánico importante.
El hígado graso también es conocido como esteatosis hepática y no es más que la acumulación excesiva de grasa en el tejido hepático que termina saturando el órgano y enfermándolo. Es una patología que en el peor de los casos puede evolucionar a hepatitis o cirrosis hepática.
¿Por qué ocurre el hígado graso?
No se reconoce una causa específica, pero se le atribuye cierto porcentaje de responsabilidad a diversos factores de riesgo al igual que a algunos hábitos poco saludables. Por ejemplo:
Se ha estudiado que el sobrepeso, la obesidad, la diabetes, la prediabetes y la resistencia a la insulina son factores de riesgo potenciales para el desarrollo del hígado graso. Generalmente porque en todas estas patologías los niveles de ácidos grasos, colesterol y triglicéridos se encuentran elevados, o de alguna forma promueven su elevación.
Asimismo, otras enfermedades resultan ser un foco de inicio para la aparición de la esteatosis hepática. Estas son, el síndrome metabólico, la hipertensión arterial, el hipotiroidismo y la apnea del sueño.
En cuanto a los hábitos de salud podemos añadir que una mala alimentación rica en carbohidratos, azucares refinadas y harinas blancas es también un factor predisponente para padecer de hígado graso. Recuerda que el cuerpo solo asimila lo que necesita, si le das de más, él no lo va a utilizar sino que lo empezará a almacenar.
La única forma de almacenar que conoce el cuerpo es convirtiendo los alimentos en depósitos de grasa.
El abusivo patrón alimentario basado en constantes ingestas cada 4 o 5 horas también supone un factor de riesgo para el hígado. Ya que el órgano nunca descansa de su trabajo de depurar e intervenir en la digestión, terminando saturado por las constantes demandas.

¿Cuáles son los síntomas de tener hígado graso?
Muchas veces las personas no presentan síntomas llamativos, pero empiezan a notar pequeños cambios como el hecho de tener pirosis, de sufrir de reflujo y de sentir pesadez apenas terminan de comer. Así también las personas se sienten cansadas, fatigadas, pero tienen problemas con el sueño. Sufren de estreñimiento o de diarreas, con la presencia de grasa en las heces lo que se conoce como esteatorrea.
Otros síntomas son incluso más específicos como la aparición de un tinte amarillento en piel y mucosas conocido como ictericia. La acumulación de líquido en el abdomen y el aumento de tamaño del hígado.
Si presenta alguno de estos síntomas más la elevación sanguínea de los valores hepáticos debes empezar a tomar pautas para el cuidado de tu salud.
Evita en la medida de lo posible una serie de factores, como los siguientes:
- Evita el alcohol. Si bien es cierto que la esteatosis hepática no es ocasionada por la ingestión de alcohol. Se sabe que esta sustancia es sumamente toxica para el organismo y puede predisponer a la acumulación de grasa dentro del órgano.
- Comer menos carbohidratos y más grasas naturales. Las grasas naturales se consiguen en el aguacate, el aceite de oliva, las semillas, los frutos secos, los pescados, los huevos y la carne magra. Aunque el nombre de la enfermedad sea hígado graso no se refiere a que hay que suspender la ingesta de grasa. Por el contrario se debe consumir, solo que sean un origen natural y saludable.
- Impedir la acumulación de grasa abdominal. El aumento de la circunferencia abdominal es una clara evidencia de la presencia de hígado graso. Cuando esta patología se instala y las grasas no son bien distribuidas se acumulan en el abdomen. Cada centímetro extra aumenta los indicadores de enfermedades coronarias y metabólicas.
Parecen pasos muy sencillos y los resultados son extraordinarios, pero además hay un súper plus que tienes que conocer: el ayuno intermitente.
Ayuno intermitente para contrarrestar el hígado graso
El ayuno intermitente es una excelente alternativa para el tratamiento del hígado graso e incluso para prevenirlo en caso de que no esté establecido. Este plan como ya sabes, consiste en ventanas de tiempo que alternan la ingesta de alimentos y los periodos de ayuno, agrupando las comidas en horas más breves y los ayunos en algunas más prolongadas.
Resulta que el ayuno favorece de muchas manera, primero, regula los niveles de glucosa e insulina que como ya hemos dicho predisponen a la acumulación de grasas. Segundo permite quemar grasas. ·El ayuno utiliza los lípidos depositados como combustible haciendo que desgasten estos almacenes.
También, ayuda a purificar el cuerpo, a regenerar las células y finalmente a brindarle un reposo digestivo al cuerpo.
Como parte del sistema digestivo el hígado se ve constante expuesto a trabajo si eres de las personas que come 5 o más veces al día. Cuando estás en ayunas el organismo puede reposar, empieza a activar rutas metabólicas para la obtención de energía y de ese modo al hígado no se le exige trabajo extra.

Estoy seguro de que tú no quieres exponer un órgano tan importante como el hígado a hábitos malsanos. Por eso es momento que tomes el control y seas consciente con tu alimentación. Con la práctica de actividad física y con la regulación de patologías subyacentes como la diabetes o el síndrome metabólico para proteger el bienestar de todos tus órganos.
¡Ayuna, come natural y haz ejercicio! Tu hígado te lo compensará.